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Cuentos y fábulas

En las obras infantiles  de Pombo, se hace evidente la imaginación que tenía al escribir, dándole vida a los animales y toques amables a las personas. Sus narraciones, están cargadas de personajes saltarines, crueles, con habilidades y defectos, cuyo fin era el de dejar enseñanzas y moralejas. La escritura de sus relatos, dejan entrever sus biógrafos, estaba cargada de una intencionalidad: enseñar buenas costumbres y hábitos, despertar el amor hacia la patria y conocer su historia.

 

Otro de los temas recurrentes en su obra es la historia y las manifestaciones de la cultura local. En este ámbito sobresalen sus poemas a la patria, al folclore y a los héroes nacionales, como La tumba de Ricaurte.

 

Finalmente, cabe destacar la inclinación de Pombo por la literatura infantil, en donde da rienda suelta a su fascinación por lo fabuloso y lo mágico. Ya en su etapa norteamericana dio a conocer dos recopilaciones de relatos breves en verso: Cuentos pintados para niños (1867) y Cuentos morales para niños formales (1869). Al primero pertenecen poemas tan celebrados como El renacuajo paseador, El gato bandido, La pobre viejecita y Simón el Bobito; del segundo son Mirringa y Mirronga y Fuño y Furaño. La gracia y frescura de estos poemas ha alimentado la fantasía de incontables generaciones de niños, y todavía hoy son enormemente populares; tanto es así que Rafael Pombo es actualmente más conocido por esta vertiente de su producción que por su lírica romántica.

 

Pombo logra convertir un género didáctico como la fábula, en un género poético o lírico, convirtiéndose este en su gran aporte a las letras colombianas; con lo cual innova, quizá sin proponérselo, una forma didáctica para la enseñanza de cuentos y fábulas: ilustrar los libros infantiles para mejorar el aprendizaje.

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